Durante generaciones, la patata prosperó en los campos irlandeses y se convirtió en uno de los principales cultivos del país. Pero en la década de 1840 un hongo destruyó las plantas y desató una hambruna generalizada, puesto que eran muchos los granjeros que no tenían otra forma de sustento.
Por entonces Irlanda formaba parte del Reino Unido. Muchos historiadores creen que el gobierno británico fue culpable de negligencia al permitir que esta catástrofe pudiese ocurrir. Más tarde, en 1922, Irlanda logra la independencia (salvo los seis condados que conforman Irlanda del Norte y que siguen siendo parte del Reino Unido).
Al producirse esta inmigración a las ciudades norteamericanas, los estadounidenses tenían miedo de que el país perdiese su carácter religioso, por esto crearon un partido político llamado Know-Nothings (los ignorantes).
Ciento cincuenta años después de la gran hambruna, la enfermedad sigue provocando pérdidas de miles de millones de euros en todo el mundo, dada su capacidad de mutar para adaptarse e imponerse a todos los fungicidas. Hasta ahora nadie sabía porqué, hasta que a mediados de septiembre de 2009, se ha conseguido la secuenciación de su genoma, un paso importante para combatir este agente patógeno, que entró en Irlanda procedente de México y EEUU en 1845. Las patatas estaban indefensas ante su ataque.
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